lunes, 14 de febrero de 2011

LO URGENTE VS LO IMPORTANTE

Durante las vacaciones de verano de 1989, cuando tenía 10 años, pasó algo que se quedó grabado en mi memoria y sobre lo que no reflexioné hasta muchos años después:

Era un mediodía de Agosto. Yo estaba jugando a tirarme desde lo alto de un árbol que había al lado de mi campo. Ya hacía rato que me estaba meando, pero aguanté hasta que no pude más.

Cuando llegué al aseo abrí la puerta de un empujón y me planté frente al váter; me bajé el bañador hasta la altura de las rodillas, apunté y empecé a expulsar el chorro. 

Al poco de empezar noté una presencia extraña a mis espaldas. Era mi primo pequeño que había entrado detrás de mí y se había sentado en un taburete frente al váter. Estaba observando como meaba su primo favorito.

Cuando me di cuenta empecé a gritarle para que saliera inmediatamente. Era intolerable que estuviera allí mirándome mientras hacía algo tan íntimo. Resultaba humillante.

Mi madre, al escuchar los gritos, acudió y me dijo que no pasaba nada. Si mi primo quería estar conmigo no tenía por qué echarlo. Solamente estaba meando, no era para tanto.

“Todo el mundo hace pipi y no tienes por qué avergonzarte” me dijo.

En ese momento me sentí aturdido. Mi madre tenía razón. 

A los pocos días, jugando de nuevo por los alrededores del campo, me entraron unas ganas terribles de hacer caca. Entonces fui corriendo a buscar a mi primo, lo cogí del brazo y lo llevé conmigo al aseo. Lo senté en el taburete en el que se había sentado la vez anterior, me bajé el bañador hasta los tobillos, me senté en la taza frente a él y empecé a hacer fuerza.

Al momento apareció mi madre escandalizada, gritándome que cómo se me había ocurrido meter a mi primo mientras estaba haciendo caca. Me dijo que era un cerdo por permitir que presenciara tal cosa.

Lo sacó inmediatamente del aseo y me dejó cagando en soledad.

En ese momento me sentí aturdido de nuevo. Mi madre volvía a tener razón.

Por aquel entonces no acababa de entender nada.

Sin saberlo, estaba aprendiendo normas sociales.


Recuerdo que aquel mismo verano de 1989 no paraba de sonar en la radio una canción que también hablaba sobre el bien y el mal...




5 comentarios:

  1. cuando uno está sentado en el trono es muy difícil encontar "el límite del bien y el límite del mal"

    habría que mancharse las manos ...

    ResponderEliminar
  2. ouu yeahhh un buen relato. buen tema también. el infierno está comenzando a arder de nuevo, pronto explotará, hacia finales de febrero!!

    ResponderEliminar
  3. Eso de los límites de la intimidad en el baño es totalmente cultura familiar. En mi casa se cagaba con la puerta abierta y se iba de la ducha a la habitación en pelotas. Me costó entender tanto escandalizamiento en los otros niños por esos temas.

    Sigo sin entenderlo. Pero ahora cago con la puerta cerrada.

    ResponderEliminar
  4. La cuestión escatológica o de intimidad en el lavabo es lo mismo que el sexo: tiene que haber consenso entre las dos partes. A partir de ahí, todo está permitido.

    Si tu primo era menor de edad, el tema se vuelve un poco más peliagudo pero, tranquilo, hace mucho tiempo de eso, ya ha prescrito, como decía Sanchez-Dragó.

    ResponderEliminar
  5. Me pregunto si tu primo tiene secuelas xD

    ResponderEliminar